El significado de este acrónimo es ‘Environmental, Social and Governance’ y hace referencia a las medidas ambientales, sociales y de gobernanza que llevan a cabo las empresas y que cada vez son más valoradas por todos los grupos de interés.
Environmental
Acciones para cuidar el entorno y mitigar el posible impacto medioambiental. Huella de carbono, medidas de eficiencia energética o de reducción de emisiones, gestión del agua y de los residuos, etc.
Social
Compromiso de las compañías con su entorno social más cercano. Iniciativas de acción social, voluntariado corporativo, medidas para fomentar el bienestar de los empleados…
Governance
Políticas de buen gobierno, como la elaboración de códigos de conducta, la diversidad en los equipos directivos o en los Consejos de Administración o la transparencia con los grupos de interés.
El término ESG ha adquirido una gran importancia en los últimos años Esto es debido a la aparición del llamado “Inversor Socialmente Responsable”, ese que, más allá de los resultados económicos, valora este tipo de cuestiones a la hora de invertir, de ejercer sus derechos de voto en las Juntas de Accionistas o de conceder financiación. No se trata de una moda pasajera. Cada vez más, inversor y accionista no preguntan sólo por variables financieras, sino también por variables de sostenibilidad. Prueba de ello es el aumento exponencial de las preguntas relacionadas con estos temas en los roadshows con analistas. La pandemia de la COVID-19, unido a las distintas normativas aprobadas en este ámbito, han supuesto el espaldarazo definitivo a la inversión ESG.
Un dato revelador
Una encuesta de Georgeson a los 30 mayores inversores institucionales del mundo revela que el 90% de los entrevistados ve con buenos ojos vincular las métricas ESG a las remuneraciones de los consejeros ejecutivos. Además, exigen que dichas métricas sean materiales, medibles y transparentes. Fuente: 7ª Edición del Observatorio de la Inversión ESG (2022)